septiembre 25, 2017

Start Ups y empresas

En los años 90, cuando una persona decidía dejar su trabajo para crear su propia empresa, la mayoría de opiniones que recibía no eran muy alentadoras y lo que más le comentaban era ‘¿Estás seguro?’ Hoy en día, la palabra emprendedor se ha normalizado aunque a veces, demasiado. Con perspectiva, se puede afirmar que hemos avanzado, aunque necesitamos mejorar.

Posteriormente, aparecieron los centros tecnológicos, que evolucionaron a centros de negocios o, últimamente, a incubadoras. Estos últimos han ganado mucho protagonismo aunque dicha novedad ha provocado una oferta excesiva.

Ahora lo que está de moda es poner a trabajar conjuntamente a las start-ups de los emprendedores con las empresas ya establecidas en el mercado durante hace años, empresas que fueron en su día emprendedoras. Hemos aprendido que poner a colaborar a los participantes del sistema económico es una buena opción, pero se tienen que tener presentes algunas consideraciones.

Hay que diferenciar cuáles de estas empresas promueven acciones para acercarse al mundo del emprendedor para conseguir visibilidad mediante proyectos o cuáles lo hacen porque realmente forma parte de su cultura empresarial.

Se tiene que diferenciar los que dicen que su aproximación empresarial es financiera de los que lo hacen para extender su fuerza industrial, es decir, como conseguir reforzarse gracias a los emprendedores.

Hay que asumir que a veces la innovación que se vende como innovación disruptiva de muchas start-ups, en realidad quizás no es tan disruptiva, puede suceder que el mercado no la compre o en el mejor de los casos, necesita que alguien la valide.

Se tiene que aprender que toda aproximación de emprendedor con empresa no debe pasar por una inversión, una aceleración o innovación abierta, también puede pasar por ser unos acuerdos comerciales en los que la empresa establecida ‘se atreve a creer y apostar’ en la empresa que nace, de la misma forma, no lo olvidemos, que alguien lo hico cuando esta empezó.

El reto que tienen que asumir las personas que hemos decidido crear o dirigir proyectos empresariales, es que hay que cambiar muchos paradigmas, ser capaces de apostar y de romper moldes, asumir que nuestro estilo de dirigir tiene que ser más flexible, más cercano y sobre todo, aceptar que la transformación en la que estamos inmersos solo cambia si cambiamos nosotros.

Se ha trabajado pero nos queda mucho por mejorar y sobretodo, mucho por hacer. No nos relejamos, seamos autocríticos y evolucionemos que esta es la esencia dela transformación.

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