Ayer me preguntaban que habilidad (sea positiva o no) más me incomoda y luego, me dijeron que le explicara mi forma de gestionarla.
Mi respuesta fue.
- Por definición no me gusta ‘discutir’ y menos ‘los gritos’
- Si veo que el entorno se está calentando demasiado, me voy para volver luego
- Cuando las aguas se han calmado, vuelvo al escenario del ‘crimen’ J
- Con el entorno calmado, abro debate
- Y luego, se sacan conclusiones con plan de acción/corrección
No sé si es por la educación que tuve en casa, en la que mis padres nunca nos gritaron y si era el momento de ponernos ‘firmes’, lo hacían casi sin hablar.
No sé si es porque soy sordo (lo dudo porque el otro día tuve que ir al otorrino y me dijo que estoy perfecto) pero nunca me ha gustado tener que gritar, pegar broncas o tener que ‘imponer mi mensaje’ a base de la fuerza. En mis 50 años, creo que sólo lo he hecho un par o tres de veces porque había llegado al extremo, cosa que no me alegra precisamente.
No sé si es porque no me gusta pelearme, pero con los años he aprendido que en el momento que el volcán que tengo delante está en erupción, pegando gritos o lo que sea, lo mejor es irme de dicha situación para volver luego, ya calmado.
No sé si es porque los entornos calmados me permiten controlar mi temperamento un poco mejor, pero he aprendido que si abro debate cuando estoy cerca del extremo, puedo acabar arrepintiéndome de lo que he dicho porque las personas que no tenemos filtro o lo tenemos muy fino, no lo tenemos en ambos extremos.
No sé si es porque así me han educado o así me han entrenado mis maestros (escuela y deporte) pero considero que siempre es mejor debatir, buscar consensos y mirar de construir,
De lo que, SI creo o estoy seguro, es de lo siguiente.
- Discutir por discutir, proviene o genera malestar a la misma persona que lo genera
- Debatir requiere más esfuerzo, pero aporta muchos más beneficios a medio largo plazo
- Una retirada a tiempo para volver con más calma ayuda a todos
- Siempre debe haber unos aprendizajes y propuestas
Por esto, con los años, cuando veo a una persona que discutir más debate, me pregunto:
- ¿Qué le pasando por dentro a tal persona?
- ¿Qué le está generando tal malestar que salta tan a menudo?
- ¿Es así realmente?
En fin …
Me aparto y sigo pensando.