marzo 9, 2015

Los cuatro miedos al intraemprendedor

logo-equipos-y-talentoCuando miro hacía mi origen como emprendedor, me viene a la cabeza el año 1992 cuando con veinte años empecé a trabajar en una empresa de informática como dependiente de una tienda de ordenadores. Diez años después, esa misma empresa llegó a tener más de treinta empleados, dos tiendas, una copistería, desarrolló un software, etc. Hoy, si me paro a pensar, me doy cuenta que todo fue porque mi primer jefe me permitió ser intraemprendedor y ese espíritu continua viviendo en mí, ya que continúo siéndolo.

Si ahora hago el mismo ejercicio, pienso en muchas de las empresas que tengo la fortuna de conocer y con algunas con las que estoy colaborando profesionalmente, me atrevo a decir que hay cuatro miedos que debemos superar hacia la palabra intraemprendedor.

El primer miedo que existe en las organizaciones para potenciar los emprendedores corporativos lo tienen los mismo directivos o fundadores de las empresas. Algunas veces porque no tienen tiempo o no buscan tiempo para pensar, otras veces porque no quieren o no saben cambiar, otras veces porque a lo mejor no encuentran quien les ayude o sea por el motivo que sea. Hay demasiados directivos y mandos intermedios que tienen miedo a formar a sus empleados con la excusa de que los buenos empleados se les van o que no sirve para nada, cuando ambas cosas son falsas.

El segundo motivo que a veces ocasiona miedo al intraemprenedor es que algunos empleados piensen que emprender o arriesgar internamente en su empresa no es su obligación y que no les pagan para ello, que puede ser. Esta decisión puede ser errónea pues si el empleado se implica, toma la iniciativa en su puesto de trabajo y se siente la compañía suya, normalmente la empresa lo suele agradecer. Puede ser que alguna empresa luego le despida con justificaciones poco razonables, pero seguro que si tampoco arriesga a lo mejor también los despiden. Por este motivo el trabajador debe pensar que intraemprender para él, también es una manera de desarrollarse el mismo y mejorar, tanto personalmente como profesionalmente, tanto dentro como fuera de esta misma empresa.

El tercer miedo que existe es como formar a los emprendedores corporativos. Ser emprendedor o emprendedor corporativo contempla aprender a gestionar unas inquietudes vitales, necesita de aprender a hacer acción y, todo esto, con unas aptitudes necesarias para cada proyecto. Estos tres puntos representan una complejidad pues para formar emprendedores se necesita inspiración, desarrollo y transformación de las personas para de esta manera, lanzar proyectos o propuestas de mejora.

El cuarto y último miedo considero que es el vocabulario, es decir, la comunicación. Muchas veces cuando hablamos de recursos humanos utilizamos vocablos demasiado apartados del mundo de la realidad. Me explicaré con un ejemplo de mi padre que fue empresario con una consciencia orientada a la persona de una manera muy acentuada.

Si ahora le digo a mi padre : “¡Papá! Ahora las empresas tienen universidades corporativas donde crean programas de desarrollo de competencias para que sus empleados potencien su talento y además, interioricen la cultura corporativa de la empresa, mantengan un buen clima laboral, fomentando el empowerment y el engagement, pero cuidando al empleado como foco de la responsabilidad social corporativa”

Mi padre me dirá: “Hijo. Será que la empresa debe tratar bien al empleado y darle oportunidades para que tenga iniciativa y se sienta suya la empresa”

¡Suena distinto verdad! Y de esta manera todo fluye mejor.

Estos cuatro puntos de no apostar por parte de algunos directivos, la cierta desconfianza de algunos empleados a arriesgar por la empresa, la complejidad de desarrollar emprendedores y sobretodo, el uso de un vocabulario exagerado, hacen que la palabra intrapreneurship o emprendedor corporativo quede fuera de lugar y no esté en muchas más empresas para superar las situaciones complejas del mercado.

Aún así también desde las personas que creemos en los emprendedores corporativos hacemos cosas mal hechas y comunicamos mal ciertas cosas, por este motivo, algunas veces en lugar de hablar de intraempreneurship, debemos hacer como hace mi padre y hablar de “actitud o iniciativa” y tener la empatía que en una situación como la actual todos necesitamos.

La actitud emprendedora, la llamemos iniciativa, implicación, intrapreneurship o emprendedor corporativo, es un concepto que no es nada nuevo y además, es una forma de trabajar que todos los fundadores de todas las empresas existentes conocen, pues como ya hemos dicho, toda organización nace emprendedora, el verdadero problema es que la pierde en el camino y por este motivo debemos apostar per recuperarla y potenciarla.

La crisis está pegando demasiado fuerte pero ahora somos todos nosotros los que debemos tomar iniciativa, pegar fuerte, ser resilientes para levantarnos y poner como foco de nuestras organizaciones a personas y a equipos con talento para lideren este cambio, pues una crisis como esta necesita de estos perfiles.

Para acabar, sólo me gustaría decir que un empresario no es sólo aquel que crea una empresa con actitud emprendedora, sino también aquel que es capaz de crear, desarrollar y transformar una empresa para que sobreviva a un entorno tan cambiante y mutante.

Artículo publico en Equipos & Talento en Junio 2014

Comparte esta historia

Subscribe to the newsletter

Fames amet, amet elit nulla tellus, arcu.

Gracias por su mensaje. Se envio correctamente.
Hubo un error al enviar el mensaje. Por favor vuelva a intentarlo mas tarde.