Esta mañana estaba desayunando en la panadería y de una conversación con Moni mientras, salió esta #albertina que dice:
Lo del mejor del planchar, es poder arrugar
Planchar para unos es un agobio para otros es un arte. Planchar implica paciencia, ordenar la ropa, seleccionarla, marcar las líneas, guardar en los armarios y claro está, poner las sábanas en la cama cuando las cambias.
Todo este ejercicio laborioso que hacemos cuando planchamos también es necesario en otras áreas de nuestra vida dónde queramos disfrutar pues debemos dedicarle horas, esfuerzo y claro está, cariño.
¿Si esto se hace que pasa luego? ¡Viene la recompensa! ¡Poder arrugar!
Es decir, cuando una cosa está funcionando, corremos el riesgo de querernos mantener en este entorno el máximo tiempo posible pues pensamos que ya está bien, cuando realmente no es así. La máxima diversión es empezar a cambiar cuando la cosa está ordenada, al igual que hacemos con las sábanas cuando están planchadas.
Es decir … lo bonito de la sábanas planchadas es arrugarlas, sea para dormir, para jugar, para hacer el amor o para lo que sea.
Y aquí empalmamos otra vez con la vida misma.
Lo mejor de la vida es planchar para poner las cosas en su sitio pero sobretodo, para arrugarlas luego para así volver a empezar con pasión, ilusión y brillo en los ojos. Es superar una rotura de pareja que parecía fija para empezar algo más pasional, es dejar de llorar por un trabajo que creíamos era de por vida para salir a cazar a buscar algo nuevo. Y así, tantos casos que queráis.
Por este motivo amigos, haceos vuestra esta #albertina pues os ayudará seguro.
Lo del mejor del planchar, es poder arrugar
¡Querida Moni! Seguimos en debate en otro momento
