mayo 1, 2014

La resiliencia ante el transformación

resiliente1Una de las dificultades que más está impactando en las empresas de nuestro país, no sólo es la capacidad de gestionar las dificultades sino también la capacidad de levantarse una vez hemos caído o hemos hecho frente a una gran adversidad.

Cada vez se esta empezando a hablar de la resiliencia en muchos ámbitos como una de las competencias a desarrollar. Se habla de ciudades resilientes o personas resilientes, pero debemos también pensar en aplicarlo a nuestras organizaciones. Éstas también deben ser resilientes para afrontar los retos del cambio al que les somete la actual dureza e impredecibilidad del mercado.

Hace pocos años, el principal problema de muchas empresas era pensar en cómo producir, pues casi todo lo que ponían al mercado se vendía con una cierta facilidad. Muchas de ellas hasta decían que no a algunos pedidos y por extraño que parezca, realmente era así.

Han pasado los años, y esa empresa que antes tenía como problema definir esta situación de producción, ahora tiene un problema totalmente distinto pues su marco de actuación ha cambiado totalmente. Ahora tiene que pensar en mercado, en innovar, en arriesgar, en reinventarse, en buscar nuevos mercados, tiene que; en fin, transformarse si quiere sobrevivir.

Por norma general las empresas estaban poco acostumbradas al cambio. Ahora la complejidad es mucho más grande pues lo que antes era predecible ahora se ha vuelto incierto y esto hace que ya no hablemos de cambio, sino que hablemos de transformación. Es un proceso mucho más complejo que un cambio, pues es un cambio brusco y rupturista, como el que vive un gusano que acaba convirtiéndose en una mariposa que acaba saliendo volando.

Este cambio tan exagerado nos lleva a un desconocimiento de la demanda y/o a no saber qué fabricar, o en otros ámbitos, a intentar vender nuestra producción en un mundo tan incierto, debemos admitir que los directivos de muchas empresas, muchos políticos y gobernantes o también, gran cantidad de trabajadores, autónomos o empresarios, debemos desarrollar esta actitud resiliente. No podemos permitirnos el hundirnos ante la multitud de experiencias y cambios, muchas veces traumáticos, que enfrentamos y debemos continuar para adaptarnos a estos cambios y así, transformarnos.

Como actitud resiliente entendemos a aquella capacidad que tenemos las personas, y, en consecuencia las organizaciones, para hacer frente a los cambios o transformaciones que nos toca gestionar, con el objetivo de poder sobrevivir en un nuevo entorno tan cambiante.

La actitud resiliente es una característica común entre muchos emprendedores que luchan día tras día por hacer realidad sus proyectos y de otras muchas tantas personas que superan adversidades realmente complejas. Ahora el reto de nuestra economía es que las empresas también lo sean, al igual que el famoso Ave Fénix, para renacer de las cenizas.

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