Más de una vez, todos hemos gritado o dicho en voz alta frase
¡Hasta aquí hemos llegado!
La hemos dicho más o menos enfadados con lo que cuando lo dices así, los nervios se ponen a flor de piel, te pones rojo y empiezas a descontrolarte un poco. Es decir, pierdes el control de la situación y entonces, te pones en un punto de cierto riesgo.
Con los años, en teoría, maduras pero claro, debemos ver que entendemos por madurar. Según la RAE hay una acepción que me gustó mucho que dice
Madurar:
- tr Llevar algo como una idea o un proyecto a su desarrollo mediante la reflexión
¡Y si! ¡Mediante la reflexión y no la acción! La acción nos mueves, la reflexión nos ayuda a madurar.
Si relacionamos el ‘Hasta aquí hemos llegado’y ‘el madurar’, veremos que el reto de nuestro día a día es conseguir vincular estos dos conceptos pero sobretodo, cargados calma, reflexión y serenidad.
¡Algo fácil de decir y difícil de hacer!
Dentro de pocos meses hará 8 años de esa parálisis facial que me tocó vivir y de allí creo que aprendí esa lección, o mejor dicho, empecé a aprender cómo de importante era esa reflexión en procesos convulsos.
En ese momento fue cuando me inventé las #pausasprogramadas que llevo explicando hace años y que escribí en mi segundo libro ‘La parálisis que activa’. Posteriormente añadí el #time4me y otros tantos #time4algo de los que se ríe María Jesús Giménez, uno de los dos puntales de la www.sapiensmindset.com
¿Con esto que quiere decir?
Que todo diremos hasta aquí hemos llegado pero cuando lleguemos a este punto, tendremos dos opciones.
- Llegar nerviosos con lo que luego será peor.
- Llegar lo más pausados posibles para así poder reflexionar y madurar.
Repito.
Sé que no es fácil intentar hacer estas #pausasprogramadas o disponer de tiempo para pausar el día a día. Lo que si sé seguro es que no hacerlos es más duro.