junio 11, 2018

Formación dual

Existe un eterno debate sobre si la formación que ofrecen las escuelas o universidades soluciona realmente las necesidades del mercado. Unos opinan que por muchos títulos que se tengan, cuando se va a buscar trabajo todos esos años de esfuerzo sirven de poco porque no se pueden utilizar los estudios que se han aprobado con tanto esfuerzo. Otros creen que los profesionales que llegan a las empresas no pueden cubrir lo que necesitan o, peor aún, que llegan mal preparados.

El sistema educativo tiene varios problemas, uno de los cuales tiene que ver con el sistema educativo actual, porqué se aprenden cosas que muchas veces, no sabrás si te gustan o no, dado que pocas veces las has puesto en práctica en el mundo laboral. Otro problema puede ser que el mercado va mucho más rápido que los centros de formación y esto provoca que las distancias se agranden y el problema se agudice. Y por último, y creo que en nuestra sociedad cada vez hay menos referentes y antes ellos profesores eran unos referentes. Digamos que el rol del maestro como referente social, ha perdido protagonismo y esto es muy grave.

Por mis fracasos estudiantiles de joven y por mi experiencia en distintos entornos en los que he podido participar impartiendo eventos o dirigiendo programas de formación, cada vez tengo más claro que debemos apostar por esta formación dual pero dual de verdad, no sólo de título.

Una formación dual debe tener las ideas base que he percibido en mis colaboraciones con la Xarxa Emprenedoria y FP Innova. Una formación dual debe constar básicamente de las siguientes características:

Debe ser un sistema ágil y que permita al alumno moverse, probar, equivocarse y reorientarse hacia unos estudios que vayan acorde a sus deseos y su potencial.

Una mitad tiene que estar dedicada a los estudios y, sobre todo, la otra mitad en el mundo real de la empresa pues en ese mundo es donde vivirá muchos más años. Eso si, la empresa debe darle margen de mejora y recorrido.

Debe tener un profesorado implicado, con vocación y, especialmente, debe ser ese referente un poco ‘toca narices’ que sobretodo, se encarga de sacar lo mejor de cada uno de sus alumnos.

Hoy en día sólo sé que el mejor título que se puede tener en el mercado laboral es la experiencia y la actitud en el mundo real, no en las aulas. Por este motivo, se tiene que apostar fuertemente por lo dual, sea formación profesional, universitaria o lo que sea. ¡El mercado lo pide a gritos!

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