Hace unos años estaba reunido con un empresario de reconocido prestigio en el mundo de los recursos humanos y me dijo la siguiente frase que quedó grabada dentro de mí: “Muchas escuelas de negocio quieren formar a ejecutivos pero acaban formando a directivos”.
Hoy en día, dicha frase sigue teniendo vigencia y me atrevo a decir que esta es una de las situaciones a las que debemos hacer frente. En un mundo más estable, la distancia existente entre lo que se enseñaba en las aulas y lo que sucedía en las empresas era más bien corta, es decir, lo que aprendían en las aulas era más o menos lo que podían aplicar en sus empresas y entonces, estos estudiantes se convertían en directivos de todo tipo de empresas, muchas veces acorde al nivel de la escuela o universidad.
Actualmente y en plena ebullición de un entorno económico mutante, en medio de una situación de incertidumbre acelerada, rodeados de más pobreza o gente en dificultades, no tenemos suficiente con ser directivos, debemos ir un paso más allá y ese paso más allá es la acción del ejecutivo que permite analizar, definir e implantar una propuesta de acción de cambio, y en este punto radica la diferencia.
Hoy en día si queremos crear, gestionar o hacer crecer cualquier tipo de organización, la capacidad directiva ya no es una condición mínima y suficiente, sino todo lo contrario, ahora dicha capacidad directiva es mínima y sobretodo, insuficiente. Ser directivo ya no es un todo, es una parte que debe ser ampliada y mejorada continuamente con la parte relacionada directamente con el mercado.
Otra opción es ser una persona sólo ejecutiva pero tampoco es suficiente y me atrevo a decir, es un rol muy peligroso, pues una persona orientada sólo a la acción, una persona focalizada en estar ocupada o una persona que nunca está quieta.
La capacidad de saber combinar estos dos estilos de crear y gestionar empresas, puede colisionar y chocar frontalmente con la visión actual de algunos centros de formación y sobretodo, confronta totalmente con las necesidades reales de las personas que dirigen las organizaciones, sean más o menos directivos o ejecutivos.
La fórmula mágica en la economía no existe pero en lo que sí podemos estar todos de acuerdo, es que los problemas sólo se solucionan analizando los motivos y posteriormente, siendo muy ejecutivos para convertir dichas necesidades en soluciones reales.
Necesitamos directivos que sepan ser ejecutivos y ejecutivos que sepan dirigir. Por esto motivo, los directivos deben salir más de sus bonitos despachos e ir a la calle a visitar clientes, fábricas o todo aquello que les ayude a conocer la realidad mutante del mundo de los negocios. Y por otro lado, los meramente ejecutivos deben ir al supuesto despacho o la escuela para sobretodo hacer una cosa, aprender a pensar.