febrero 7, 2016

Crear para crecer

ImagenEn el colegio aprendí que los animales tenían un ciclo vital y que todo ser viviente experimenta una evolución natural. Pasaron los años y mis padres me enseñaron que si en la vida quería conseguir alguna cosa, debía perseverar, trabajar y hacerlo sostenible en el tiempo, aunque el hecho de conseguir esto tampoco me garantizaría el éxito.

De mayor, y gracias a las enseñanzas de mi padre, aprendí qué era la bolsa. Descubrí que el dinero que jugase allí a lo largo de mi vida debería ser algo que estuviera dispuesto a perder y sobre todo, que asumiera que era parte de un juego. Es decir, un poco alejado del trabajo, que significa perseverar y trabajar para perdurar en el tiempo.

Ahora ya en 2016, considero que todo esto se ha mezclado de tal forma que muchas veces no sabemos qué tenemos entre manos o lo que es aún peor, nos consideramos expertos en un tema que no dominamos. Entonces cuando esto pasa, aparece el intrusismo o la especulación.

La especulación es otro modelo, es un juego de ver como maximizo mis beneficios aunque tenga que minimizar los del otro hasta un extremo irracional; especulación es muchas veces pensar en lo inmediato y aparcar el medio largo plazo; especular es comprar ahogando para vender explotando en lugar de crear para crecer.

En este punto, no entraré a discutir si especular es lítico o no porque esto da para otra columna o casi un libro entero. Lo que sí afirmo es que más allá de la especulación, lo que debemos hacer es “crear para crecer” y a partir de este punto crear empresas sostenibles. ¿Pero qué es exactamente una empresa sostenible?

Una empresa que nace para crecer y para desarrollarse, generando riqueza y bienestar no sólo para sus accionistas. Es una organización que tiene claro que el hecho de generar riqueza lo asume a medio o largo plazo pero sobre todo, se trata de crear un círculo virtuoso que permita ir creando empresas sin que la mortandad de otras acabe destrozando la economía o generando crisis, como la que estamos viviendo actualmente.

Una empresa sostenible no sólo se centra en la táctica de la cuenta corriente, sino que se centra en planes estratégicos que van más allá del producto, buscan proteger el medio ambiente, quieren tener trabajadores felices, gente que ame a la organización y en fin, algo para mi más lógico y natural.

Apostemos pues por hacer sostenibles nuestras empresas y quien quiera especular que lo haga, está en su derecho. En mi caso personal, prefiero la sostenibilidad porque si tienes mucho dinero pero no lo puedes sostener en el tiempo, ¿de qué sirve?

Para finalizar sólo quiero referir lo que me repito muchas veces a mi mismo: ‘El día que sepamos compaginar la cultura de Sillicon Valley con la industria nacional, seremos tan o más fuertes que ellos”.

 

 

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