En momentos de máxima complejidad económica y social, se intentan derrumbar todos aquellos conceptos que habían funcionado anteriormente. Por otro lado, aflora un movimiento que trata de recuperar otros aspectos que habían quedado escondidos en el pasado y reformulados como la solución única.
Capitalismo es un ejemplo de aquello que se juzga y Consciente es lo que se desea poner en valor. Cuando se unen los dos, surge lo que se podría llamar ‘Capitalismo consciente’. Todos sabemos que el capitalismo es un modelo que ha traído beneficios, pero como todo sistema, tiene un conjunto de imperfecciones que se han pasado por alto y ha provocado que algunos lo hayan visto como oportunidad para su único beneficio.
Uno de los puntos de mejora es apostar porque este capitalismo busque la manera de hacer negocios, de generar y repartir la riqueza de una manera justa y equitativa. Al hablar de estos conceptos, indirectamente estamos hablando de virtudes humanas como la honestidad, de gratitud, de responsabilidad, de sensibilidad, de sacrificio, de perseverancia y otras tantas que muchas veces olvidamos ya que el hecho de compaginarlas con la gestión diaria, con la visión a largo plazo, genera una confrontación nada fácil de gestionar.
Si integramos todo esto en un mismo bloque y lo cuidamos con esmero y dedicación es cuando aparece lo que ahora algunos llaman Capitalismo consciente, que no deja de ser tener clara la diferencia entre la generación de riqueza mediante la creación de empresa con la especulación desorbitada en la bolsa o similares.
El problema real es que en el mundo actual, estos dos conceptos de generación de riqueza y especulación se han mezclado, provocando malos hábitos e impactando en demasiadas personas, unas inocentes y otras ilusas pensando que era fácil, olvidando las virtudes que se han citado anteriormente.
Sinceramente, creo que todo es mucho más sencillo aunque implantarlo es mucho más complejo, pues es un tema estratégico y cultural. Hay que ser consciente que se tiene que recuperar la esencia positiva del capitalismo y poner en valor real a todos los participantes de este capitalismo añorado, sean empresarios, trabajadores, clientes, etc.
Si no somos capaces de poner las virtudes humanas al servicio del capitalismo, como mínimo se tendría que recuperar la consciencia de que algo debe cambiar.