Los expertos en economía afirman que nada volverá a ser como antes y que el cambio ya es una cosa permanente. Afirmación que considero totalmente acertada, aunque tiene unos matices que voy a exponer.
La palabra cambio tiene una connotación de substitución, es decir, que implica dejar una cosa y adquirir otra de nueva. Por ejemplo, comprar un coche, cambio de trabajo, cambiar de vivienda o, por ejemplo, en el terreno más personal, un cambio de pareja es dejar una por otra.
Evidentemente, si esto lo extrapolamos al mundo empresarial, veremos que las complejidades se multiplican exponencialmente, pues el entorno en el que nos movemos es diametralmente opuesto a lo que era hace años y, sobretodo, nadie sabe cómo será dentro de tres años, seis meses o, simplemente, una semana.
En situaciones así, podemos pensar en cambiar aunque con tanto cambio impuesto, con tanta disrupción delante nuestro, con pocos recursos y en definitiva, con tantas dudas, vemos que sólo hay un manera de gestionar este cambio que es transformándose y gestionando la incertidumbre.
No es suficiente con cambiar y debemos pensar en transformarnos. No sirve simplemente con cambiar la tecnología o los procesos; hace falta pensar en cómo transformar la organización a todos los niveles para que pueda sobrevivir.
En este proceso de transformación es de vital importancia definir realmente que es aquello que nos hace únicos, que nos hace distintos y, sobretodo, permite que desarrollemos todo nuestro talento para así poder afrontar toda esta mutación.
La otra clave es que debemos aprender a vivir con la incertidumbre pues hoy, ya nada es para siempre. Éste suele generar un estrés en las personas que incide en el clima laboral de las empresas y, entonces, aparecen los miedos, que muchas veces son síntomas de un mal prevenir.
Bajo mi humilde punto de vista, sólo podremos gestionar la transformación organizacional que nos pide el mercado, ofreciendo herramientas, soporte y acompañamiento a todos los miembros de la organización para que puedan expresar, gestionar y superar todo aquello que les preocupa más; y así poder evolucionar. Algunas empresas lo llaman gestión del talento y otras desarrollo de personas, a mí, mis padres me dijeron que era gestionar e interactuar con seres humanos.
Hace millones de años los mamuts se extinguieron porque su actitud frente al cambio fue reactiva y claro, el medio casi siempre vence y por eso, se extinguió. El mono no se conformó, cogió piedras, empezó a andar de pie, y hasta el día de hoy, ha sobrevivido y como no, gracias a su transformación.
Sapiens está relacionado con sapiencia y sabiduría, por este motivo ahora nos toca, a los supuestos sapiens, ser capaces de transformarnos nosotros mismos con el objetivo de evolucionar y así, intentar que nuestras organizaciones sobrevivan a esta transformación.